
-P R E L I M I N A R E S-
El reencuentro con la antigüedad en la segunda mitad del siglo XVIII ya significó un primer “Revival”, esto es, una suerte de resurrección de la estética del pasado que a lo largo del siglo XIX explorará las posibilidades de la historia como fuente de inspiración, haciéndose cómplice de ella el artista al encontrarse incapaz de rebasarla.

Así ocurrió con la escultura al modo antiguo, cuyo clasicismo radicaba en el tema elegido y en su blanca plasmación material, como muestra la poetisa Safo de Jean-Jacques Pradier o bien con el eclecticismo más atrevido de Max Klinger al enfrentarse a la figura heroica de Bethoven de efectista concepción y cromática composición marmórea ejecutada a finales de siglo.

La arquitectura del siglo XIX supone cambios radicales en las formas, las estructuras, los materiales, las tipologías, e incluso en la relación del edificio con el hombre y el medio.
La arquitectura europea hasta mediados del siglo XVIII presenta un carácter unitario, aunque adopte formas peculiares en cada país, pero siempre con características comunes. Sin embargo, la fatiga de las formas barrocas provocará una reacción que no va a ser unívoca: en los primeros años del siglo podemos encontrar puentes de hierro, abadías neogóticas y arcos de triunfo clásicos. Esta diversidad refleja el eclecticismo que caracterizará y definirá al siglo XIX. Durante la mayor parte de este siglo, la burguesía busca una arquitectura que refleje su poder. Lo conseguirá mediante dos opciones:
- las corrientes historicistas
- la experimentación y el uso de nuevos materiales: hierro, vidrio y hormigón
Partiendo de estos antecedentes, en los últimos años del XIX y principios del XX aparecerá una corriente artística con personalidad propia, el Modernismo, que supone la transición entre el eclecticismo del XIX y la investigación y revolución del XX.
Historicismos
En el campo de la Arquitectura donde la Antigüedad o la Edad Media marcaron la pauta de edificios tanto religiosos como civiles, es decir, desde la terminación de la Catedral de Colonia en 1880, hasta el Hotel de St Pancras de Londres proyectado y construido por las mismas fechas en estilo neogótico por George Gilbert Scott.




Después de las visiones de Piranesi y de los utópicos proyectos del iluminismo en la línea de Boullée (Ver en este mismo Blog: Cenotafio de Newton: Boullée, Étienne-Louis, 1728-1799; Arquitectura (Neoclasicismo visionario) ) quedó abierto el difícil camino que habría de recorrer la arquitectura a través del siglo XIX. El Neoclasicismo había cerrado la centuria anterior como el último gran estilo arquitectónico basado en la rígida disciplina académica de los órdenes clásicos, su imagen llegó a identificarse con el siglo de las luces encontrándose vinculada a obras tan singulares como el Observatorio Astronómico de Madrid, obra de Juan de Villanueva.


Cenotafio de Newton: Boullée, Étienne-Louis, 1728-1799; Arquitectura (Neoclasicismo visionario)

Observatorio Astronómico de Madrid: Juan de Villanueva.


Toda la evolución del lenguaje arquitectónico descrito hasta ahora se conoce como el “movimiento”: Los historicismos arquitectónicos.
Con este nombre de “historicismos” se viene denominando al movimiento que pretende la resurrección de lenguajes arquitectónicos alejados en el tiempo. La fuga de la realidad (escapismo), nota típica del Romanticismo, incita a los arquitectos a la revitalización (“revivals”) de los estilos del pasado, dando lugar así a lo que también se ha denominado los “neo-estilos“: neo-egipcio, neo-árabe, neo-bizantino, neo-gótico, etc. Muchas veces, como ocurre en algunos países, se llegan a mezclar en un mismo edificio elementos arquitectónicos de los más variados estilos, dando lugar a un arte ecléctico o curiosos híbridos arquitectónicos.
La imitación de estilos que se corresponden con épocas más alejadas en el tiempo o en el espacio – arte egipcio, chino o indio – se había iniciado ya a fines del XVIII y continuará en los comienzos del XIX. Así, por ejemplo, la expedición que Napoleón había realizado a Egipto, unido a las descripciones de viajeros que vuelven de ese país, despertaron un interés por resucitar pirámides, especialmente en monumentos funerarios, como los cementerios que se construyen en Inglaterra o Estados Unidos, con esfinges, columnas palmiformes y lotiformes, etc. De igual manera, la expansión colonial inglesa por la India, despierta el interés por su arquitectura y hace su aparición el arte neo- indio, aunque pocas veces aparece este arte en un estado puro ya que se utilizan materiales nuevos, hierro colado por ejemplo, como ocurre en el Pabellón Real de Brighton. El estilo neo-chino se usa principalmente en pequeños pabellones, como pagodas y kioscos que se ponen de moda en los Jardines románticos.

Los cambios del mapa europeo tras la caída de Napoleón y el advenimiento de la burguesía al poder provocan un fuerte interés por conocer las raíces históricas medievales. Por otro lado, el Romanticismo, como ya vimos anteriormente, sintió una gran admiración por la Edad Media. Estos hechos van a tener su reflejo en la revitalización de los estilos arquitectónicos medievales y así tendremos: neo-románico, neogótico, neo-bizantino, etc.
Pero será el gótico el que despierte mayor interés de todos los estilos medievales hasta el punto de que el neo-gótico se va a convertir en una verdadera alternativa al clasicismo y al resto de los “historicismos” en general.
Uno de los primeros arquitectos neo-góticos es el inglés Augustus Welby Pugin, autor de la Catedral de Killarnay y decorador gótico del Parlamento de Londres, construido por Charles Barry



Puede verse en este Blog. Haz clic.
En Francia, el arquitecto neo-gótico más importante es VIOLLET-LE-DUC, restaurador de numerosos castillos y catedrales góticas francesas y constructor de otras nuevas que apenas se diferencian de las auténticas.


En la segunda mitad de siglo continuará muy activo este historicismo tanto en la Inglaterra victoriana como en otros países, como Alemania y España. Alemania, en este estilo termina algunas de sus catedrales góticas, como la ya mencionada anteriormente Catedral de Colonia. En la España de la Restauración se hacen obras neogóticas muy representativas, como la Basílica de Covadonga, aunque aquí, algunas veces, aparece mezclado el gótico con elementos de otros estilos medievales, dando lugar a una arquitectura ecléctica. Otro historicismo medieval que tuvo gran aceptación en España fue el neo-árabe, empleado, sobre todo, para arquitecturas de plazas de toros, como las de Madrid o Málaga.


En resumen: Texto: D. José Luque Baena.
ARQUITECTURA HISTORICISTA
Corriente arquitectónica que se desarrolla durante el siglo XIX y que pretende la imitación de las formas arquitectónicas de tiempos o espacios lejanos. Como precedente tenemos el estilo Neoclásico, que comienza en el XVIII pero que se prolongará durante el XIX. Ya en este último siglo, surge el movimiento romántico, que impulsado por las facilidades para viajar ante los nuevos sistemas de transportes, defenderá la vuelta al pasado y el estudio de las culturas lejanas y desconocidas. En lo concerniente a la arquitectura, esto provocará:
- por una parte, el gusto por las formas exóticas: arábigas, hindúes (como el PABELLÓN REAL DE BRIGHTON en Inglaterra, obra de John Nash),etc .
- y por otra, defenderá la imitación de estilos artísticos ya pasados. En Inglaterra partirá del redescubrimiento de las formas medievales, sobre todo góticas, dando lugar a la arquitectura neogótica (de la que tenemos como ejemplo el PARLAMENTO DE LONDRES, obra de Carlos Barry), neorrománica, o neobarrocas. Paralelamente, al coincidir con un momento de auge de los nacionalismos, se pondrán en alza en cada país estilos arquitectónicos que formen parte de su historia: el neomudéjar en España, el neorenacimiento en Italia.
Con el tiempo incluso se mezclarán llegando a crear una arquitectura ecléctica que producirá verdaderos pastiches. También característico de finales de siglo es que la tipología de los edificios aparece cada vez más subordinada a la función: las iglesias serán neorrománicas o neogóticas, los bancos y bolsas serán neoclásicos, los teatros neobarrocos o las plazas de toros neomudéjares. Es lo más moderno de esta arquitectura, ya que anticipa la futura subordinación forma-función.
Modernismo:
Con respecto a esta arquitectura historicista surge con una intención innovadora -pues busca algo nuevo, diferente a los estilos del pasado- un nuevo movimiento: El Modernismo.
Se trata de un movimiento estético de difusión internacional que encuentra en la arquitectura una de sus principales manifestaciones. Se le conoce con diferentes nombres en Europa: “Art nouveau” (en Francia y Bélgica), “Modern Style” (Gran Bretaña), “Jugensdstil” (Alemania) y “Modernismo” en España.
A pesar de ser un movimiento fugaz – en algo más de una década, de 1895 a 1910, aparece, triunfa y se agota – fue un movimiento de gran intensidad.

Hector Guimard. Art nouveau.
Nace este movimiento de minorías exquisitas, cosmopolitas y urbanas y aunque se presenta con características propias en cada país, ciertos rasgos comunes lo definen: es esteticista, refinado, elegante y renovador.
Como uno de los principales representantes en nuestro país tenemos a Gaudí, del que podemos ver en este blog su obra en la ciudad de Comillas. (Haz clic)

Arquitectura industrial: Edificios de hierro y cristal


Llamamos así a la arquitectura que va a utilizar los nuevos materiales que van unidos a la Revolución industrial, dando a conocer materiales como el hierro colado o fundido, el acero laminado, el hormigón armado o el cristal.
Con estos materiales se construirían lugares con grandes espacios diáfanos, invernaderos, mercados, naves, fábricas, puentes, etc., todo lo necesario para satisfacer las
Esta arquitectura nace como necesidad de solucionar nuevos problemas arquitectónicos nunca planteados anteriormente (necesidades de la nueva sociedad capitalista e industrial), como los que originan las grandes estaciones de ferrocarriles, las amplias salas de exposiciones industriales, puentes colgantes, hospitales, mercados, escuelas, etc. No hay que olvidar que en este siglo la población crece a un ritmo vertiginoso y para satisfacer todas las demandas es necesario construir mucho, muy aprisa y a precios moderados. Sólo los nuevos materiales harán posible esta arquitectura. Ya a fines del s. XVIII habían surgido las primeras obras construidas con hierro fundido. Se trata de construcciones utilitarias como el Puente de Coalbrookdale, sobre el río de Severn (Inglaterra).
Aunque el primer efecto de la revolución industrial sobre la construcción fue la extensión del ladrillo, el material que revolucionó la arquitectura fue el hierro. A partir de 1750 se sustituye el carbón vegetal por el mineral lo que permite la obtención del hierro fundido o colado que tiene mayor contenido de carbón que el hierro. El resultado es un material duro e inflexible y muy resistente a la compresión, produciéndose además en grandes cantidades. Esto sucedía en Inglaterra en 1750, lugar en el que comienza a emplearse en la construcción de máquinas y raíles.

Este ejemplo será pronto imitado en los restantes países europeos industrializados, como el Puente de las Artes (París).




El hierro colado permitía la recreación de formas decorativas; la columna de apariencia clasicista será uno de los elementos más utilizados. El hierro colado pasaría poco a poco a ocupar posiciones de mayor significación constructiva. Primero como pie derecho en forma de columna, luego sustituyendo a las vigas de madera y después a los marcos de las ventanas. Esta evolución se aplicó sobre todo a los edificios fabriles. La fábrica de hilaturas de algodón de Philip and Lee, construida en Stanford (Manchester), en 1801, presenta por primera vez una estructura íntegramente de hierro fundido, los muros eran de ladrillo y tenía 7 plantas. Fábrica que se convertiría en prototipo. Los beneficios que generaba este sistema eran enormes: un espacio interior amplio, se rentabiliza mejor el espacio también en altura, ya que se posibilita el incremento de plantas. Aumento de la seguridad del edificio, ya que el hierro es infinitamente más seguro que la madera.
Así, a medida que avanza el s.XIX, el uso del hierro se va generalizando y en algunos historicismos se va empleando también, aunque encuentra gran oposición en los arquitectos tradicionales. Lo característico, durante cierto tiempo, será la pugna entre arquitecto (artista) e ingeniero (técnico) ya que al primero le interesa sólo crear belleza y no le procuran excesivamente las necesidades de su época, mientras que al ingeniero sólo le preocupa la utilidad y su cometido principal es solucionar problemas. No obstante, a pesar de la oposición que encontraría el hierro al principio entre los arquitectos, hacia mediados de siglo surgen ya grandes arquitectos capaces de ofrecer auténticas obras de arte empleando los nuevos materiales.
Como arquitectos principales destacan, en primer lugar, HENRY LABROUSTE, cuya formación inicial fue académica, aunque pronto se sintió atraído por los nuevos materiales y llegó a abrir una escuela privada para combatir la influencia de la Escuela de Bellas Artes.

Hacia mitad de siglo construye la Biblioteca de Sainte Genovieve (París), el primer edificio público construido en hierro desde los cimientos hasta la cubierta, si bien la fachada es una especie de “máscara” inspirada en lo clásico.

La Biblioteca de Santa Genoveva está situada en París, en la Plaza del Panteón, y alberga aproximadamente dos millones de documentos. Forma parte de la Universidad Sorbona Nueva – Paris.



El edificio fue proyectado por Henri Labrouste a mediados del siglo XIX, y finalizado en 1861. Su interés arquitectónico radica en ser uno de los escasos ejemplos de Arquitectura del Hierro de ese siglo; aunque en el exterior se imita el estilo renacentista, la estructura metálica que sostiene el edificio puede verse en el interior.





La aceptación social del hierro se desarrollaba con extraordinario éxito. La arquitectura y el cristal sus protagonistas. A partir de la construcción de espectaculares invernaderos como el de Chatsworth, la Palm House del Real Jardín Botánico de Kew.

En Málaga, mi ciudad. Invernadero de los Jardines de San José y otros elementos arquitectónicos en los Jardines de la Concepción.
La Finca San José fue construida durante el primer tercio del siglo XIX por el Sr. Manuel Agustín Heredia y su esposa, la Sra. doña Isabel Livermore y Salas, la familia de los Heredia, y destinada a ser la residencia de recreo de la familia.
Los jardines de la Finca San José son de estilo romántico y paisajista y reúnen gran variedad de especies que debieron plantarse durante la segunda mitad del siglo XIX. Esta pluralidad de especies se vio agraciada por el hecho de ser la familia Heredia propietaria de una poderosa flota naviera, en cuyos barcos probablemente viajaron muchos especímenes que hoy podemos admirar.



Jardines y Casa Palacio de la Concepción (Málaga)
La casa palacio de La Concepción fue construida por el arquitecto alemán August Orth en 1857. Se trata de un palacete de construcción de estilo neoclásico, con predominio de líneas clásicas y con un cuerpo central encajado entre pilastras jónicas, que tiene una superficie total construida de 1.729 metros cuadrados.






Otoño en lo Jardines de la Concepción.
Pero donde el empleo del hierro y cristal triunfan por entero es en los pabellones de las grandes Exposiciones Universales, concebidos para la exhibición de productos de la industria, del comercio y de las artes. La primera de ellas fue inaugurada en Londres y pretendía satisfacer dos espiraciones: expresar los avances de la industria moderna y poseer una gran amplitud y diafanidad. Ambas cosas las consigue YOSEPH PAXTON en su Palacio de cristal, construido sólo en seis meses sobre una superficie de 70.000 metros cuadrados, utilizando elementos prefabricados y módulos de hierro y cristal.


Otras imágenes que se conservan del original Crystal Palace.
Similares alardes arquitectónicos se repitieron más tarde en Europa y América, destacando la Galería de las máquinas construida en París para la Exposición Universal de 1889, con una bóveda de una amplitud hasta entonces desconocida.


Gustave Eiffel en 1888 fotografiado por Nadar.



En el último tercio de siglo la arquitectura del hierro y cristal conoce un gran apogeo en EE.UU., destacando sobre todo la Escuela de Chicago en donde surge la arquitectura utilitaria y racionalista que en el s. XX dominará en todas partes. En 1871 un incendio destruyó una gran parte de la ciudad cuando ésta atravesaba un momento de gran crecimiento económico. Cuando se reconstruya la ciudad, la construcción adquiere un gran impulso debido a la demanda de edificios que un centro económico tan importante requería (Chicago era importante centro económico y gran centro de industrias cárnicas). La especulación del suelo edificable obligó a buscar procedimientos que permitieran edificar en altura y ésto es lo que determinó el nacimiento del “rascacielos”, a base de estructuras metálicas que permitían superponer muchos pisos aprovechando al máximo el solar. El constructor de los primeros “rascacielos” y al que puede considerarse como jefe de la Escuela de Chicago fue William Le Baron Jenney, pero la figura más representativa de la escuela es Louis Henry Sullivan (3 de septiembre 1856 – 14 de abril 1924) fue un arquitecto estadounidense de la Escuela de Chicago (1870-1893). Formó sociedad con Dankmar Adler y comenzó una corriente que será la base de la arquitectura moderna. En su Auditorium Building, de Chicago, tiene su estudio y allí se empieza a gestar la talentosa carrera de Frank Lloyd Wright. Autor del Auditorio de Chicago.


Muchísimos Edificios y Teatros de esta época, han sido objeto de abandono y ese “abandonismo”, vuelve a ser hoy un reclamo turístico y de interés para los estudiosos de esta Arquitectura. Como ejemplo, presento este clip sobre la decadencia de estos formidables edificios, en particular Teatros.
El ejemplo de esta arquitectura se extiende a otros países. En España aparece durante el reinado de Isabel II, en algunas obras de ingeniería hecha por extranjeros (Eiffel, por ejemplo), pero sus obras más interesantes son posteriores al 68: Estación de Atocha, Palacio de Cristal del Retiro (Madrid), mercados, etc.


Dos Arquitectos esenciales en la Arquitectura del Hierro y el Cristal en España: Ricardo Velázquez Bosco y Alberto de Palacio y Elissague.



Ricardo Velázquez Bosco es sin duda uno de los Arquitectos de Madrid.
Practicó un historicismo eclecticista de corte academicista que le enfrentó al modernismo. Su estilo se denomina a veces “eclecticismo enfático”.
OBRA:
Palacio de Velázquez (1883), Obra conjunta con Alberto de Palacio como Ingeniero y Daniel Zuloaga como Ceramista.
El ministro de fomento encargó al arquitecto Ricardo Velázquez Bosco la construcción del pabellón central de la Exposición Nacional de Minería (1883) para la exhibición de las innovaciones tecnológicas de la industria minera, que dio como resultado el edificio que actualmente se conoce como Palacio de Velázquez.
Fue construido entre los años 1881 y 1883, siguiendo el modelo de Joseph Paxton para Crystal Palace de Londres. Formaron parte del equipo el ingeniero Alberto del Palacio y el ceramista Daniel Zuloaga, quien a través de la Real Fábrica de La Moncloa y con ayuda de su hermano Guillermo, se ocupó de la decoración del edificio, seña de identidad del mismo.



El Palacio de Velázquez se encuentra situado en el Parque del Retiro de Madrid (España). Fue construido entre los años 1881 y 1883 con motivo de la celebración de la Exposición Nacional de Minería llevada a cabo en la ciudad entre los meses de mayo y noviembre de 1883. El arquitecto Ricardo Velázquez Bosco, de quien toma el nombre el palacio, dirigió el proyecto entre los que participaron Alberto de Palacio, ingeniero, y Daniel Zuloaga, ceramista.

Se trata de un edificio cubierto con bóvedas de hierro acompañadas de cristal que permiten iluminar las salas naturalmente, y está inspirado en el Crystal Palace de Londres. Con unas dimensiones de 73,80 por 28,75 metros fue construido en ladrillos de dos tonos, así como con azulejos de la Real Fábrica de La Moncloa.

El edificio fue concebido para que una vez finalizada la exposición de 1883, pudiese albergar otra actividad en vez de derribarlo. En 1887 fue aprovechado para la Exposición de Filipinas que se celebró en el Retiro, y una vez finalizada la exposición, ese mismo año, el gobierno lo destinó a Museo de Ultramar. Actualmente pertenece al Ministerio de Cultura, y se encuentra dedicado a sala de exposiciones temporales del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.


Escuela de Ingenieros de Minas (1886-1893)





Los detalles cerámicos y los espectaculares murales de las fachadas laterales con escenas dedicadas a la minería, metalurgia y ciencias físicas, son obra de Daniel Zuloaga realizados a partir de cartones del pintor Manuel Domínguez, el lado este, y del escultor Vicente Oms, el del lado oeste. En la decoración del edificio también participó el pintor ceramista Alfonso Romero.
Ver interior (Haz clic Aquí) o en la imagen. Luego podrás desplazarte por el interior y hacer una visita virtual.

El edificio de planta rectangular que mide 48 x 33 metros está organizado alrededor de un patio central con dos pisos de arquerías sobre columnas de fundición y cubierto por un lucernario de vidrio y estructura metálica, restaurado en 2010, que proporciona luz cenital a todo el espacio.
Pabellón Estufa Exposición Filipinas (Palacio de Cristal) (1887)
El Palacio de Cristal del Retiro es una estructura de metal y cristal situado en el Parque del Retiro de Madrid (España). Fue construido en 1887 con motivo de la Exposición de las Islas Filipinas, celebrada ese mismo año.

En la actualidad en su interior se realizan exposiciones de arte contemporáneo.
Fue construido por Ricardo Velázquez Bosco, y su proyecto de construcción se inspiraba en el Crystal Palace, levantado en Londres en 1851 por Joseph Paxton. En España se levantó el Palacio de Cristal para la Exposición de las Islas Filipinas.
Su estructura es de metal, y está totalmente recubierto por planchas de cristal, de ahí su nombre. La decoración cerámica utilizada en pequeños frisos y remates es obra de Daniel Zuloaga; de ella destacan las figuras de grutescos con cabezas de ánades. La gran impresión que debió de causar el palacio queda reflejada en esta descripción, aparecida en El Globo, en 1887.









Casa-Palacio del Conde de Gamazo (Actual edificio de la Societé Genérale) (1886-7)
El Palacio de Gamazo está en el nº 26 de la calle de Génova de Madrid (España), en el Distrito Centro. Fue Proyectado en 1886 por Ricardo Velázquez Bosco y construido en El último cuarto del siglo XIX de Como Para Casa-palacio El Conde de Gamazo. Hoy en día Alberga oficinas de Société Générale.



Reforma del Casón del Buen Retiro (1887)
El Casón del Buen Retiro es uno de los dos únicos edificios que han sobrevivido a la destrucción del palacio del Buen Retiro, del que toma su nombre, en Madrid (España). Construido por Alonso Carbonell en 1637, fue diseñado inicialmente como un espacio para salón de baile de la Corte de Felipe IV.
Desde 1971 es uno de los edificios que conforman el Museo del Prado, y durante décadas ha albergado sus colecciones de pintura del siglo XIX (unos 3.000 cuadros), así como el Guernica, de Picasso. Esta célebre pintura se trasladó al Museo Reina Sofía en 1992, y el Casón, tras años de obras, se ha reabierto como Centro de Estudios del Museo en 2009, mientras que las colecciones del XIX se han reubicado en la sede principal del Prado gracias a la ampliación de Rafael Moneo.

En el siglo XIX, tras la destrucción del Buen Retiro, el Casón experimentó una ampliación y se le añadieron dos nuevas fachadas, de estilo neoclásico. Fueron diseñadas por el discreto arquitecto Mariano Carderera, pero la occidental hubo que rehacerla al derrumbarse tras un ciclón que asoló esa zona de Madrid y que causó, por ejemplo, también graves daños en el Real Jardín Botánico, en el que derribó 564 árboles. A causa del derrumbe Carderera fue apartado de la dirección de las obras del edificio, encargándose la nueva fachada al destacado arquitecto burgalés Ricardo Velázquez Bosco.

Ministerio de Fomento (Proyectos anteriores de M. Belmás para Escuela de Artes y Oficios en 1882 y de E, Saavedra para Facultad de Ciencias en 1886) Entre 1891 y 1897.


En la actualidad es la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, es obra del arquitecto Ricardo Velázquez Bosco en 1893. Daniel Zuloaga realizó la decoración cerámica del exterior del edificio, donde hay que resaltar los paneles alegóricos, los frisos y los relieves en forma de cabeza de león, de Atenea y de Hércules, para los que colaboró el escultor Ricardo Bellver. Debido a este gran encargo Daniel Zuloaga necesitó mejores hornos y materiales para poder realizarlo, con lo que se trasladó a Segovia para trabajar con la fábrica de Loza de La Segoviana de los Vargas, lo cual supuso su vinculación casi definitiva con la capital del Acueducto.
Colegio Nacional de Sordomudos y Ciegos (Actual Centro Superior de Estudios de la Defensa Nacional CESEDEN)

Como restaurador, sus trabajos más importantes, fueron la Mezquita de Córdoba y La Alhambra de Granada.
Realizó casi toda su obra en Madrid, pero también tiene obras en Guadalajara (Panteón de la duquesa de Sevillano); En Santiago de Compostela (Colegio de Sordomudos y ciegos, etc.

Alberto de Palacio y Elissague (1856-1939).

Alberto de Palacio era hijo de padre español y madre francesa, aunque ambos de origen vasco, Su padre era el empresario Antonio Palacio Montemayor, natural de Gordejuela, en la comarca vizcaína de las Encartaciones. Su madre Estefanía Elissague, natural de Sare, localidad vascofrancesa fronteriza con España. Ambos se habían conocido y casado en México, donde Antonio Palacio había tenido importantes negocios, igual que en España, lo que le había valido tener acumulado un importante capital, por lo que Alberto tuvo siempre una desahogada situación económica. Cansado de la inestable situación política del país norteamericano, el matrimonio decidió regresar a Europa.
Aunque en la lápida de su cementerio en Portugalete figura cincelada como fecha de nacimiento de Alberto Palacio, el 28 de enero de 1856 y como lugar de nacimiento Gordejuela, se sabe que Alberto nació realmente en la localidad natal de su madre, en Sare (Departamento de Bajos Pirineos, Francia) unos días antes, el 25 de enero de 1856, concretamente en el caserío Benoiteri, que era residencia de su tío materno, boticario de Sare.

Alberto y su hermano mayor Silvestre pasaron la mayor parte de la infancia a caballo entre la casa familiar materna de Sare y la casa palacio paterna en el barrio de Sandamendi de Gordejuela. Eso les permitió crecer en un ambiente trilingüe donde se hablaba español, francés y vasco.
A una edad temprana, sus padres mueren víctimas de un accidente dejando a los dos hermanos huérfanos y a cargo de la tutela de la familia Epalza, a la que les unían vínculos familiares por la parte paterna. Los Epalza poseían una villa en Portugalete, por lo que los hermanos empezaron a pasar largos veranos en la localidad vizcaína, iniciándose de esta manera la vinculación de Alberto Palacio con la localidad portugaluja, que se mantendrían por toda la vida.
Los estudios secundarios los realizó interno con los jesuitas en el Colegio de San Zoilo y San Félix en Carrión de los Condes, Palencia; lo que le permitió vivir la adolescencia y primera juventud alejado de la Guerra Carlista (1872-1876). Los jesuitas inculcaron al joven Alberto Palacio unas profundas creencias religiosas que le acompañaron el resto de su vida.
Desde Palencia partió a Barcelona para realizar estudios universitarios en la Escuela Provincial de Arquitectura de Barcelona, siendo integrante de una de las primeras promociones licenciadas en dicha facultad. En 1882, a los 26 años de edad obtiene su licenciatura con brillantes calificaciones.
Una vez acabada la carrera y apoyado en una desahogada situación económica y su conocimiento del idioma francés, decide marchar a Francia a completar su formación. El vecino país galo se encuentra en ese momento de su historia a la vanguardia de la arquitectura creativa. Realiza un viaje por Francia conociendo de primera mano las novedades técnicas constructivas. Se entrevistó entre otros en París con Gustave Eiffel y con Ferdinand Arnodin, gran especialista en puentes atirantados. También se adentró en París en el conocimiento de diferentes prácticas médicas, astronómicas o de ingeniería que le interesaron el resto de su vida. Este y otros viajes posteriores le convertirían en uno de los arquitectos españoles mejor informados de los conceptos técnicos y formales que inspiraban la nueva arquitectura gala.
En 1883 puso fin a su periodo de formación, se establece en Bilbao, donde contrae matrimonio con Leonor de Arana e Iturribarria, una joven bilbaina perteneciente a una influyente familia de la ciudad. Fruto de este matrimonio nacerían tres varones y una mujer, muerta esta al poco de nacer.
El matrimonio Palacio Arana se trasladó al poco tiempo de la boda a Madrid, donde había mayores oportunidades laborales para Alberto.
Toda su obra se caracteriza por la búsqueda de la funcionalidad y la innovación, utilizando el acero y el cristal para lograrlo.
OBRA:
Como hemos visto, incluso en la actualidad, las exposiciones Universales ofrecen los mejores exponentes de la arquitectura a nivel mundial. Para albergar las máquinas y los nuevos inventos se requerían pabellones de grandes dimensiones. Y con estos fines, se propone un concurso para la construcción de una torre que se erigirá en la Exposición Universal de 1892 de Chicago, con una temática en la que se reflejaran las dos Américas.
A dicho concurso, accede el Arquitecto e Ingeniero español Alberto de Palacio, quien proyecta una colosal obra: El Palacio de Colón.
El Palacio de Colón. Proyecto para la Exposición Universal de Chicago 1892.

El desafío apareció en la edición de octubre de 1890, en la revista Scientific American. Alberto Palacio mostraba al mundo en aquella publicación la impresionante representación artística de un monumento impresionante y gigantesco en conmemoración del 400 aniversario del descubrimiento.
El proyecto impresiona al recorrer su planimetría con la imaginación.
El diseño de Palacio era impresionante. 1000 pies de diámetro de una esfera en cuyo interior se podían reproducir a modo de un cine, las imágenes panorámicas que fueran necesarias. El cine era también un arte que en esa época, se vislumbraba como quimera. Junto aquellas paredes visionarias, enormes salas para realizar espectáculos públicos. En el diseño de Palacio había de todo.
La esfera en su diseño exterior impactaría desde bien lejos. Tal como hace la torre Eiffel desde la plaza Trocadero. Una escalera en espiral circunvalar llegaría finalmente el polo norte, donde se encuentra una copia enorme de uno de los barcos carabela de Colón, cuyo casco en su interior albergaría, nada más y nada menos que un observatorio meteorológico.
Por la noche, las formas de los continentes estarían iluminados por un gran número de luces procedentes de los focos desde la base. En la rotonda central, Palacios colocaría una estatua gigantesca del gran descubridor rodeado por los navegantes, aventureros y misioneros que fueron los actores principales del descubrimiento de las Américas. En el semicírculo alrededor de este Olimpo de los héroes, encerrando el anfiteatro, nos encontraríamos con escenarios alegóricos que representarían a todas las naciones hispanas. En el resto de espacios de la base, una gran biblioteca Colombina, compartiría espacio con un auditorio para el cultivo de las ciencias naturales, museos de zoología, mineralogía y botánica de América, así como con habitaciones para la Sociedad Geográfica Española también tenían cabida. El eje de la esfera sería compartido por un gran museo naval.
La parte interior de la esfera reproduciría la bóveda celeste en el momento del desembarco de Colón en las Américas. Una fotografía. Una instantánea. Un momento histórico.
Aquella mole inmensa de hierro, con museos, bibliotecas, esculturas, ¿era una quimera? ¿Podría llevare a cabo? A tenor de la ambiciosa idea, eran lógicas aquellas preguntas que podrían producirse ante aquella metáfora y poema de hierro.
El proyecto del español ganó el primer premio. A pesar de eso, nunca llegó a construirse en Chicago. Ni en América. Se quedó en un proyecto de proporciones excesivamente utópicas que señalaba lo que el hombre era capaz de imaginar. El defendía que si era posible construirse y de hecho lo volvió a intentar de manera denodada en el parque del retiro en Madrid. Pero la historia en ocasiones es demasiado terca. La decadencia, en forma de diferentes crisis del país, aplastó su metáfora del descubrimiento. Curiosamente, esa misma decadencia se reflejaba en las continuas pérdidas de las colonias de ultramar. Con la pérdida de aquel sabor a mar y salitre. A maderas del trópico. A los puertos de la Habana, Cavite o Veracruz, precisamente se iba alejando cada vez más y más, el recuerdo de su descubrimiento.
Estación de Atocha (1888-1892). Madrid.
Un proyecto significativo de la arquitectura española decimonónica es el de la madrileña estación de Atocha (1888-1892), obra de Alberto de Palacio, que reunía la doble condición de arquitecto e ingeniero. Su cubierta, en forma de casco de nave invertido, posee una luz de casi 49 metros, una altura aproximada de 27 metros y una longitud de 157 metros, superando crecidamente a todas las realizaciones que de ese tenor se habían hecho hasta entonces en España. Por otra parte, la carena, en cuyo diseño participó el ingeniero Saint James, presenta la novedad de estar construida en acero laminado, mostrando un gran parecido con la que Dutert y Contamin hicieron para la Galería de Máquinas de la Exposición Universal de París de 1889. A los lados de la gran nave que cubría las vías y los andenes se levantan dos eclécticos edificios realizados en ladrillo. En 1992 la Estación de Atocha ha sufrido una importante transformación para servir de estación del AVE por lo que Rafael Moneo se encargó de las nuevas obras, integrando el nuevo edificio con el antiguo de una manera sorprendente. La antigua nave de andenes ha sido convertida en un gran invernadero.







Invernadero interior de la Estación de Atocha. Jardín tropical. (Un poco de Málaga en Atocha)
La estructura metálica y cubierta acristalada que cubría los andenes de la estación facilitó su uso como invernadero con estanques. El jardín está integrado por 7.000 plantas de 400 especies diferentes, procedentes de América, Asia y Australia.
El ambicioso proyecto tomó como modelo el Parque de Málaga y La Concepción y que venció la oposición inicial de Rafael Moneo y de Renfe.
Un regalo botánico inspirado en Málaga
En 1992 un equipo de biólogos de Málaga y Cádiz hizo realidad el jardín tropical de la Estación de Atocha, compañeros personales de docencia: Los biólogos Juan Antonio Valero, Arturo Fernández Sanmartín, Joaquín Fernández y Ernesto Sanmartín.
Sede Central del Banco de España. Madrid (1884-1891). Alberto de Palacio


1914-1916: construye la fábrica Osram en el Paseo de Santa María de la Cabeza en Madrid.
La Fábrica de Osram (denominada de forma oficial como Fábrica de lámparas eléctricas de la DGA de Berlín) es un edificio ubicado en el Paseo de Santa María de la Cabeza (Madrid). Fue diseñado entre 1914 y 1916 por el arquitecto español Alberto de Palacio y Elissague, como fábrica de materiales eléctricos Osram. Desde 2001 el edificio es la sede de la Empresa Municipal de la Vivienda y Suelo (EMVS), renovación llevada a cabo por Guillermo Costa Pérez-Herrero. Desde 1991 está incoado expediente como Bien de Interés Cultural (BIC).


Se trata de un edificio industrial de planta rectangular con iluminación a tres fachadas (dos a calles y una al patio interior). En su momento más álgido la fábrica contrataba a un poco más de medio millar de obreros y obreras. Esta fábrica formaba parte de la red industrial de la zona sur de Madrid.
Las otras dos grandes obras realizadas en Madrid, son las que aborda en colaboración con el arquitecto que acabamos de tratar Ricardo Velázquez Bosco y con el ceramista Daniel Zuloaga: el Palacio de cristal y el Palacio de Velázquez en los jardines del Retiro.
Puente Vizcaya (1888-1893) Alberto de Palacio Arquitecto e Ingeniero.

Algo de Historia:


El puente colgante constituye uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad de Bilbao y todo un símbolo de la Revolución Industrial de finales del siglo XIX. Este transbordador de peaje es el más antiguo del mundo y su construcción supuso un verdadero hito, ya que fue el primero de estas características y sirvió de modelo para la edificación de otros puentes en países de Europa, África y América.

El Puente Vizcaya fue el primer puente transbordador construido en el mundo de estructura metálica. Está situado en la boca del río Ibaizabal, en el punto en el que el estuario navegable de Bilbao se abría al mar hasta el siglo XIX. Se inauguró el 28 de Julio de 1893 y fue diseñado para enlazar con su gran cuerpo de hierro las localidades de Portugalete y Getxo, una orilla rocosa y escarpada y otra baja y arenosa. Cuando se construyó consiguió facilitar las comunicaciones entre estas dos pequeñas poblaciones balnearias veraniegas sin interrumpir la navegación de uno de los puertos fluviales con más activo tráfico naval de Europa.
El Puente Vizcaya fue el resultado genial de la fusión de dos innovaciones tecnológicas diferentes: la moderna ingeniería de puentes colgados de cables, desarrollada a mediados del siglo XIX, y la técnica de grandes vehículos mecánicos accionados con máquinas de vapor.

No obstante, cuando el arquitecto vizcaíno Don Alberto Palacio y Elissague comenzó el desarrollo del proyecto para la construcción de un sistema que uniese las márgenes de la desembocadura del Nervión, realizó un minucioso trabajo, analizando prácticamente la totalidad de las opciones disponibles en la época: transbordador sobre carriles, barcazas y gabarras flotantes y todo tipo de puentes: giratorios, levadizos, basculantes, submarinos, elevados, etcétera.

Todos ellos fueron descartados tras su análisis técnico, hasta llegar a la invención del que bautizó como Puente Transbordador Palacio. Su diseño cumplía con todas las exigencias necesarias, esto es, la posibilidad del traslado de pasaje y carga, que no dificultara la navegación, que tuviera un coste de construcción razonable y que garantizara un servicio regular.
Comenzó pues la historia de un símbolo. Una maravilla de la ingeniería de su tiempo, un sueño de hierro laminado que, superando su propio pragmatismo vital y las disputas mundanas, se convertiría en el símbolo de toda una comarca, de todo un pueblo.

Tres proyectos distintos verían la luz antes del definitivo. El proyecto final descarta el empleo de cables como carriles (estilo teleférico) y se decanta por una estructura basada en dos vigas horizontales que soportarían los carriles, apoyadas sobre cuatro pilares o torres asentadas en los muelles de ambas márgenes.
El Puente Vizcaya es uno de los grandes monumentos de la Revolución Industrial y uno de los pocos supervivientes representativos de aquella era. Durante la segunda mitad del siglo XIX el hierro era considerado el más poderoso símbolo del progreso de la Historia, era el material con el que se construían las máquinas, los barcos, los ferrocarriles, las grandes cubiertas y las torres como la de Eiffel, las enormes salas de Exposiciones Universales y, sobre todo, los nuevos puentes de Europa y América cada vez más esbeltos y audaces.
A finales del siglo XIX, la ría de Bilbao vivió la Revolución Industrial como un periodo de extraordinaria actividad económica, vinculado a la explotación masiva de un rico filón de hierro de más de 25 kilómetros de longitud en las minas de Vizcaya. Era el mismo mineral con el que España había transformado a los pueblos de su imperio colonial en el pasado, pero ahora sometido a exportación y elaboración industrial, y dio lugar a un asombroso florecimiento de compañías mineras, sociedades navieras, empresas siderúrgicas, bancos, etcétera. El Puente Vizcaya fue considerado desde el primer momento como el arco del triunfo de esta naciente civilización industrial.
Aspectos técnicos e Innovación
La estructura básica del Puente está formada por cuatro torres de hierro de 61 metros de altura, levantadas por pares a ambas márgenes de la Ría de Bilbao y que constituyen los pilares del Puente, unidas entre sí por un travesaño de 160 metros de longitud, situado a 45 metros de altura sobre el nivel de pleamar.
La estructura está armada íntegramente con piezas de hierro laminadas en taller y unidas entre sí mediante remaches al rojo vivo, dado que las técnicas de soldadura en la época en que se construyó el puente estaban poco desarrolladas.
Para fijar la estructura, el Puente utiliza 8 cables de sustentación de acero (4 por cada lado) anclados en bloques de cimentación sitos en los dos extremos del Puente (en Portugalete y el Getxo), a unos 110 metros de distancia de las torres. Además, las torres de la estructura están arriostradas en el sentido perpendicular al travesaño mediante cables de acero anclados en los muelles que discurren paralelos a la Ría, a unos 60 metros de distancia.
El travesaño horizontal superior, de donde pende la barquilla, “gravita” entre las torres mediante 70 cables de acero denominados péndolas. La estructura, en realidad, no está soldada ni remachada a las torres o pilares, sino tan solo sujetada por estas péndolas, que soportan gran parte del peso, y apoyada en las ménsulas, una especie de capiteles adosados a las torres que ayudan a resistir el peso del tablero de forma equilibrada. De ahí el sobrenombre de colgante, ya que realmente al travesaño cuelga sobre las torres, aunque muchos lo asocien a la suspensión de la barquilla.
El transporte de vehículos y pasajeros se realiza por medio de la barquilla, la cual cuelga de un carro de 36 ruedas y 25 metros de longitud que se desplaza a través de los carriles del travesaño horizontal. El actual carro es de 1999 y dispone de doce motores eléctricos (es su origen se utilizó un sistema de tracción por cables y poleas que se accionaba gracias a una caldera de vapor situada en una de las dos torres del Puente). La actual barquilla data de 1998 y es la quinta en la historia del Puente. El puesto de control está situado en la planta baja de una de las torres de Portugalete, para su mejor visión.
La duración actual de viaje entre las dos márgenes de la Ría es de de un minuto y medio; la frecuencia de transbordo es de ocho minutos.
La barquilla dispone de una capacidad para 6 vehículos (tipo turismo) y para 200 pasajeros (100 en cada sala), pudiendo completarse con 6 motocicletas o bicicletas.
Se han habilitado para subir a las pasarelas, con el fin de realizar visitas turísticas, dos ascensores panorámicos, uno en cada lado del Puente, y a los que se accede a través de las terrazas.
El Puente Vizcaya fue el primer puente transbordador construido en el mundo, pero su originalidad tecnológica no descansa sólo en el desarrollo y puesta en marcha de un mecanismo de transbordo (barquilla, carro y carril), sino también en su espectacular estructura de hierro y en el empleo de cables de acero para fijar dicha estructura.
En 2006 fue declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco. El único monumento de Euskadi incluido en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO, y el único incluido dentro de la categoría de Patrimonio Industrial de todo el Estado.
Fue el primer puente transbordador del mundo y lleva funcionando desde su inauguración, en 1.893. Actualmente, sigue en pleno funcionamiento, siendo uno de los pocos puentes de este tipo que están aún en activo.
Este famoso puente recibe varios nombres. El nombre oficial es puente de Vizcaya, pero también es conocido como puente colgante, de Guetxo, de Bilbao, puente Palacio (en honor a su arquitecto, Alberto de Palacio y Elissague) o de Portugalete.
Imágenes con historia:







En resumen: Texto: D. José Luque Baena.
LA ARQUITECTURA DEL HIERRO Y CRISTAL
Se desarrolla simultáneamente a la anterior, y supone una arquitectura totalmente nueva que provocará una ruptura radical con las técnicas constructivas anteriores. Incluso en muchos de los edificios coexisten estas dos características de la arquitectura del XIX: formas historicistas encierran estructuras audaces elaboradas con materiales nuevos. Las novedades están vinculadas al progreso técnico derivado de la Revolución Industrial:
- NUEVOS MATERIALES: hierro, hormigón y cristal.
- NUEVAS TÉCNICAS CONSTRUCTIVAS: remachado, soldado, moldeado (ensamblaje de elementos a pie de obra).
Estas responden a las necesidades de una sociedad nueva, la sociedad urbana e industrial, con problemas pendientes de resolver: viviendas, saneamiento, comunicación y abastecimiento. La población aumenta de forma notable en el siglo XIX y con ella las vías férreas, los puentes colgantes, las fábricas, los mercados, etc. Para satisfacer esta demanda es necesario construir edificios más altos y amplios, y de forma más barata y rápida. La solución para lograrlo es el empleo de nuevos materiales: el hierro y el cristal, lo que influye no sólo en la técnica constructiva, sino también en las nuevas formas arquitectónicas.
Ya a finales del siglo XVIII surgen las primeras obras construidas en hierro colado o fundido. Pero es en el siglo XIX cuando estos materiales triunfan. El empleo del hierro permite levantar edificios más altos y amplios, con estructuras diáfanas y grandes vanos, ya que el muro ha perdido su función sustentante. El cristal, que se fabrica industrialmente, permite a su vez la luminosidad del edificio, gracias a poder cubrir grandes espacios y eliminar los muros en las nuevas construcciones, resolviéndose así el problema de la adecuada iluminación de los interiores. El uso de estos materiales se consagra en los edificios de las grandes exposiciones universales, como el CRYSTAL PALACE de Paxton para la Exposición de Londres de 1851 o la TORRE EIFFEL, en la de París de 1889. Las Exposiciones Universales serán elementos de difusión de la nueva arquitectura, ya que son creadas para exaltar los adelantos de la industria, el comercio y las artes.
En España, el PALACIO DE CRISTAL del Retiro madrileño, de Ricardo Velázquez Bosco, de 1887, así como numerosos puentes y estaciones de ferrocarril, como la de ATOCHA, y el Puente de Vizcaya de Alberto de Palacio y Elissague.
El resultado es que la arquitectura se preocupa más por la estructura que por los problemas estéticos, con la desvalorización del muro externo del edificio en favor del armazón interno sustentante.
Cierro esta propuesta con este relajante clip de vídeo. Espero les agrade.