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Sandro Botticelli, El Juicio de Paris,entre1483 y 1485. Temple sobre tabla. 197× 81 cm. Fondazione Giorgio Cini, Venecia.

La Boda de Tetis y Peleo junto con El Juicio de Paris, pueden considerarse como uno de los antecedentes más importantes del universo mitológico: La Guerra de Troya.

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Jan Sadeler (1550–1600), Boda de Tetis y Peleo. Óleo sobre lienzo, 24×33,5cm

Muy en resumen:

La boda de Tetis y Peleo se celebró en el monte Pelión y a ella asistieron todas las deidades: allí los dioses celebraron el matrimonio con un banquete. Apolo tocó la lira y las Musas cantaron, cuenta Píndaro. En la boda Quirón le regaló a Peleo una lanza de madera de fresno y Poseidón los caballos inmortales, Janto y Balio.
Sin embargo Eris (En la mitología griega Eris o Éride (en griego antiguo Ἒρις) es la diosa de la discordia. En la mitología romana, su equivalente es Discordia. Su opuesta en la mitología griega era Harmonía; y en la romana, Concordia) no había sido invitada. En venganza, arrojó una manzana dorada en la que decía «para la más hermosa». La manzana fue reclamada por Hera, Atenea y Afrodita. Zeus resolvió el asunto nombrando árbitro a Paris, un príncipe de Troya, que había sido criado como pastor a raíz de una profecía, según la cual sería el causante de la caída de Troya.
Las diosas quisieron sobornar a Paris: Atenea le ofreció sabiduría, destreza en la batalla y las habilidades de los grandes guerreros; Hera le ofreció poder político y el control de toda Asia, y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más bella del mundo. Paris concedió la manzana a Afrodita, y regresó a Troya.
Helena tenía muchos pretendientes, y Tíndaro estaba poco dispuesto a elegir uno por miedo a que los otros tomasen represalias. Finalmente, uno de los pretendientes, Odiseo de Ítaca (Ulises en la mitología romana) propuso un plan. Hizo prometer a todos defender el matrimonio de Helena con quien ella eligiese. Ella eligió a Menelao, quien humildemente no hizo la petición por sí mismo, sino enviando a su hermano Agamenón en su lugar.
Enviado a hacer tratos diplomáticos a Esparta, Paris se enamoró de Helena y, con la ayuda de Afrodita, la raptó o la sedujo, y la llevó de regreso a Troya como esposa. Todos los reyes y príncipes de Grecia fueron llamados a cumplir su juramento y recuperarla. Cumpliéndose el ofrecimiento de Afrodita que ayudaría siempre a Paris y, por otra parte la venganza de Hera y Atenea, comienza la Guerra de Troya. En esta entrada, presento las variadas formas que este hecho mitológico ha sido tratado a lo largo de la historia de la pintura. Espero que sea de vuestro agrado.

La Boda de Tetis y Peleo: Personajes.

Tetis

En la mitología griega, Tetis (en griego antiguo Θέτις), la de los pies argénteos, es una ninfa del mar, una de las cincuenta nereidas, hijas del «anciano dios de los mares» (ἅλιος γέρων: halios geron), Nereo, y de la oceánide Doris, y nieta de la titánide Tetis, con quien se la suele confundir. A veces también se confunde con ella a Temis, la encarnación de las leyes de la naturaleza. Fue educada por Hera, que siempre la ayudó.

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Benjamin West (1738–1820), Thetis Bringing the Armor to Achilles, 1804. Óleo sobre lienzo.

Tetis es la madre de Aquiles con Peleo, rey de los Mirmidones.

Peleo

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Peleo sujeta con fuerza a Tetis, cuando ella quiere convertirse en una serpiente para escapar. Tondo de una cerámica ática de figuras rojas kylix, ca. 490. antes de Cristo. De Vulci, Etruria.

Peleo (griego antiguo Πηλεύς, Pēleús) en la mitología griega fue el padre de Aquiles, por lo cual Aquiles es llamado a veces Pelida. Era hijo de Éaco y de Endeis, reyes de los mirmidones de Egina, y nieto de Zeus y Egina (padre) y Escirón y Cariclo (madre).

Siendo el aún joven príncipe mirmidón, Peleo viajó a Yolcos, donde reinaba Acasto. Allí la mujer de éste, Astidamía, se enamoró de él. Sin embargo, Peleo la rechazó. Ante lo cual, presa del despecho, la reina le acusó ante su marido de intentar seducirla.

El rey, con intención de vengarse, invitó a Peleo a una cacería en sus territorios de la frontera norte del reino. En el transcurso de la cual, los hombres del rey le apresaron, le robaron su espada, valioso regalo de su padre, le ataron y abandonaron a su suerte, sin caballo y sin comida, en un territorio en el que vivían los centauros. El primero de estos seres con el que se encontró fue Quirón, de quien pronto se hizo amigo y le ayudó a regresar a su hogar. Ésta se convertiría en una amistad de por vida, y Peleo, conociendo la sabiduría de Quirón, más adelante le confiaría la educación de su hijo Aquiles.

Una vez de regreso y a salvo en su hogar del palacio de Egina, relató todo lo sucedido a su padre. Éste, furioso, le concedió el mando de su ejército. De ese modo regresó a Ftía, mató al rey y a la reina por su infamia y se adueñó definitivamente del país, el cual se convertiría en la nueva tierra de los mirmidones que le acompañaron.

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Peleo luchando Thetis y sosteniéndola mientras ella se transforma en una serpiente. Cerámica Ática, ca. 460 antes de Cristo. Encontrado en Bomarzo. Museo Louvre.

Cuando Peleo se enamoró de Tetis pidió consejo a Quirón para encontrar la forma de seducirla, ya que ella, como todas las nereidas, poseía el poder de cambiar de forma a su antojo. Quirón le recomendó que una vez que la atrapara no la soltase, sin importar en que se transformase. Así lo hizo, y cuando ésta se transformó en calamar, la atrapó por un brazo y no la soltó hasta que regresó a su forma de mujer, momento en el que Peleo pudo tomarla a la fuerza.

La boda Tetis y Peleo

Tanto Poseidón como Zeus estaban interesados en ella, pero una profecía de Temis reveló que su hijo sería más grande que su padre, así que arreglaron su matrimonio con un hombre mortal.

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La manzana de la discordia por Jacob Joardens. Museo del Prado.

Los dioses enviaron a Iris (que es con Hermes mensajera de los dioses) para encontrar un mortal que quisiese unirse a Tetis. Iris fue a ver al centauro Quirón, uno de los más famosos sabios de la antigüedad, que más tarde sería tutor de Aquiles. Entre los discípulos de Quirón destacaba por su hermosura, inteligencia y valentía el joven Peleo, hijo de Éaco, a quien tenía en gran estima. Peleo cortejó a Tetis pero ésta, sintiéndose humillada por la imposición de los dioses, le rechazó. Ante esto Quirón aconsejó a Peleo que buscase a la ninfa del mar cuando estuviera dormida en la cueva a la que solía ir, y la atase fuertemente para evitar que escapase cambiando de forma. Lo que ella hizo, transformándose en llama y en un rugiente león (compárese con el dios del mar Proteo). Pero Peleo se mantuvo firme. Tetis consintió en casarse con él, aunque sin amor ni interés.

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Abraham Bloemaert (1564–1651), La Boda de Tetis y Peleo, 1638.

El Juicio de Paris.

Paris.

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Cabeza de París con gorro frigio. Mármol griego de la isla, copia romana del período Adriano de un original griego del siglo IV. BC Desde el Domus Augustana, Palatine Hill.

En la mitología griega, Paris (en griego antiguo Πάρις, también llamado Alejandro, en griego antiguo Αλέξανδρος, Aléxandros, ‘el protector del hombre’) fue un príncipe troyano, hijo del rey Príamo y de su esposa Hécuba. Paris fue conocido como «El de la hermosa figura».

Hécuba, reina de Troya, tuvo un sueño durante su embarazo: soñó que daría a luz a una antorcha que incendiaría la ciudad. Ésaco, hermanastro del futuro príncipe, poseía el don de interpretar los sueños y aconsejó que, a su nacimiento, abandonaran al recién nacido. Fue así como Príamo, el rey y padre de la criatura, ordenó a su criado Agelao que abandonara al pequeño en el Monte Ida. Agelao, en último momento, se apiadó del recién nacido y decidió criarlo como si fuera su hijo.

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Oenone

El pequeño creció con el nombre de Paris, y se hizo un joven guapo y fuerte que dominaba el arte de la música. Su primera historia de amor la vivió con la ninfa Enone, hija del dios-río Cebrén. Ella, que poseía el don de la profecía y la medicina, predijo que sería ella la única que podría salvarlo de una herida de muerte.

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Grabado de Agostino Carracci: Paris y Enone (Paride ed Enone).
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Reyer Jacobsz. van Blommendael (1628–1675). Paris and Oenone. circa 1655. Óleo sobre lienzo. 123 cmx110 cm. Palais des Beaux-Arts de Lille

El Juicio de Paris

Como decíamos anteriormente, todos los dioses fueron invitados a la boda de Peleo y Tetis, excepto Eris. Ésta se presentó de improviso en la boda y dejó sobre la mesa una manzana de oro en la que estaba inscrita la palabra kallisti (‘para la más hermosa’). La manzana fue reclamada por Hera, Atenea y Afrodita. Zeus resolvió el asunto nombrando árbitro a Paris, el príncipe de Troya, que había sido criado como pastor a raíz de una profecía, según la cual sería el causante de la caída de Troya.

Las diosas quisieron sobornar a Paris: Atenea le ofreció sabiduría, destreza en la batalla y las habilidades de los grandes guerreros; Hera le ofreció poder político y el control de toda Asia, y Afrodita le ofreció el amor de la mujer más bella del mundo. Paris concedió la manzana a Afrodita, y regresó a Troya.

El Juicio de Paris en la Historia de la Pintura.

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Peter Paul Rubens, El Juicio de Paris, 1638-1639. Óleo sobre tabla, 199 × 381 cm. Museo del Prado
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Peter Paul Rubens, El Juicio de Paris. Óleo en tabla de roble, 144,8×193,7 cm. National Gallery.
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Peter Paul Rubens, El Juicio de Paris, 1597-1599. Óleo sobre lienzo, 144,8×193,7 cm. National Gallery.
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Lucas Cranach el Viejo (1472-1553), El Juicio de Paris, entre 1512 y 1514. Óleo sobre madera de tilo, 43×32,2cm. Museo de Arte Kimbell.
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Lucas Cranach el Viejo (1472-1553), El Juicio de Paris, entre 1537 y 1540. Óleo sobre tabla, 49.9 × 35 cm. Royal Collection.
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Lucas Cranach el Viejo (1472-1553), El Juicio de Paris, entre 1516 y 1518. Óleo sobre tabla, 63.5 × 41.9 cm. Seattle Art Museum.
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Anselm Feuerbach (1829–1880), El Juicio de Paris, entre 1869 y 1870. Óleo sobre lienzo, 228 × 443 cm. Kunsthalle Hamburg.
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Antoine Watteau (1684–1721), El Juicio de Paris, entre 1718 y 1721. Óleo sobre tabla, 47x31cm. Louvre Museum.
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Enrique Simonet Lombardo (Valencia, 1866 – Madrid, 1927), El Juicio de Paris, 1904. Óleo sobre lienzo, 215×331 cm. Museo de Málaga.
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Anton Raphael Mengs (1728–1779), El Juicio de Paris, 1757. Óleo sobre lienzo, 226x295cm. Museo Hermitage.
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El Juicio de Paris por el Maestro de los paneles de Argonaut, c. 1480, italiano, temple sobre tabla – Museo de Arte Fogg –
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Henryk Siemiradzki (1843–1902), El Juicio de Paris, 1892. Óleo sobre lienzo, 99 × 227 cm. National Museum in Warsaw.
Eduard_Veith_Urteil_des_Paris
Eduard Veith (1858–1925). Óleo sobre cartón. 60.5 x 81 cm. Fuente: Dorotheum.
Harald_Giersing_-_The_Judgment_of_Paris_-_Google_Art_Project
Harald Giersing (1881 København – 1927 København) (Dinamarca), El Juicio de Paris, 1909. Óleo sobre tabla. 121,5x149cm. Statens Museum for Kunst.
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Jacob Jordaens (1593–1678), El Juicio de Paris. Óleo sobre lienzo, 113 × 139 cm. National Gallery of Slovenia.
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Frans Floris (1519/1520–1570), El Juicio de Paris, 1548. Óleo sobre tabla de roble, 120x160cm. Museumslandschaft of Hesse in Kassel.
Frans_Floris_-_The_Judgment_of_Paris_-_WGA7946
Frans Floris (1519/1520–1570), El Juicio de Paris, 1550. Óleo sobre tabla,135x188cm. Museo Hermitage.
Luca_Giordano_-_Judgment_of_Paris_-_WGA9011
Luca Giordano (1632–1705), El Juicio de Paris, entre 1681 y 1683.Óleo sobre lienzo, 247x326cm. Museo Hermitage.
Mucha-The_Judgement_of_Paris_(calendar)-1895
Alfons Mucha (1860–1939), El Juicio de Paris, 1895. Técnica mixta, 50 × 32.5 cm. Colección Privada.
Paul_Gauguin_-_The_Judgement_of_Paris
Paul Gauguin (1848–1903), El Juicio de Paris, 1902. Óleo sobre lienzo, 26.5 × 45.5 cm. National Gallery in Prague.
Pierre-Auguste_Renoir_150
Pierre-Auguste Renoir (1841–1919), El Juicio de Paris, entre 1908 y 1910. Óleo sobre lienzo, 73 × 92.5 cm. Hiroshima Museum of Art.
Paul_Cézanne_216
El juicio de Paris, 1862-1864. Paul Cézanne. Colección Privada
The_Judgment_of_Paris_by_Jacques-Louis_David
Jacques-Louis David (1748-1825). El juicio de Paris. 71 cm x 85 cm. Fecha desconocida. Óleo sobre lienzo. Fuente: Sotheby’s Lot.29
Darío_Ortiz_-_El_juicio_de_Paris_o_Paris_y_las_prepago
Darío Ortiz – El juicio de Paris o Paris y las prepago, 2006. Óleo sobre lienzo, 150x250cm.

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