Museo Picasso Málaga

La obra de Barceló testimonia que ‘la prehistoria es tan moderna como cualquier otra época de la historia del arte, para el arte no hay tiempo’. C.R. Ipiens

El Museo Picasso Málaga presenta la exposición Miquel Barceló. Metamorfosis, que toma su nombre del célebre relato de Franz Kafka publicado en 1915, con cerca de cien obras realizadas entre 2014 y 2020 que podrán contemplarse desde el 27 de enero de 2021. Tras más de una década de ausencia en Málaga el artista reúne en exclusiva una selección de obras realizadas en los últimos años: treinta cerámicas, trece pinturas, cuarenta y dos acuarelas, seis cuadernos de viaje y una pequeña escultura; así como una instalación compuesta por siete bronces de gran tamaño que se ha instalado en el patio central del museo.


Pablo Picasso fotografiado por Arnold Newman.

La exposición Miquel Barceló. Metamorfosis, comisariada por Enrique Juncosa, pone la atención en la condición cultural trashumante del artista, a la vez que supone un planteamiento crítico de la creación entendida como proyecto de progreso ilimitado: cada una de sus obras nos lleva a otra, en un proceso de reinvención cíclica.

Al igual que para Pablo Picasso, también para Barceló la cerámica, la pintura o el dibujo son variaciones, experimentos de un todo: “Cada obra es experimental, cada obra es un ensayo para otra, que no existirá probablemente jamás, y eso creo que es tan válido para mi pintura como para mi cerámica o para cualquier cosa que salga de mi mano”. Afirma el mallorquín que lo que ha recibido de Picasso es “una especie de influencia genérica, una manera de relacionarse con la vida, una forma de estar en el mundo”. La reanudación constante de la búsqueda, la versatilidad en la exploración de nuevos soportes, la interrelación entre diversas técnicas y periodos artísticos, una manera de trabajar incesante y vertiginosa, la riqueza cromática, el discurso con la gran tradición, la fascinación por la mitología y el simbolismo arcaico o las ilustraciones de libros, hermanan de alguna manera a estos dos artistas españoles, tan cosmopolitas como hijos del Mediterráneo, artífices de un arte tan primitivo como irresistiblemente moderno.

El Museo Picasso Málaga presenta cerámicas, pinturas, acuarelas, cuadernos de artista y obras de técnica mixta sobre corteza de morera y esculturas de bronce. El aspecto central lo constituye una selección de treinta cerámicas que se caracterizan por su sofisticada rudeza, presentando formas laceradas, fragmentadas y agujereadas, en las que aparecen elementos figurativos que se refieren a plantas y seres acuáticos, sugiriendo lenguas, pétalos, aletas u hojas, y pudiendo tener, en ocasiones, rasgos antropomórficos. En su conjunto, este grupo que se expone en el Museo Picasso Málaga resume los intereses de un artista que, sin abandonar la pintura, ha explorado las posibilidades formales y conceptuales de la cerámica. Estas creaciones de arcilla, han nacido en su estudio taller de Vilafranca de Bonany (Mallorca). Como también los Tótems, una nueva serie de cerámicas de gran formato realizadas a partir de bloques superpuestos, que evocan la arquitectura clásica, deidades y personajes mitológicos de una desconocida civilización.

Miquel Barceló. Metamorfosis exhibe asimismo recientes pinturas de gran formato, como unos paisajes nocturnos, azules y negros, con tormentosos cielos de plenilunio, en los que resuenan movimiento y luz. Asimismo, se exhibe un autorretrato de aspecto carbonizado, resultado de arañar una superficie negra, y pinturas con relieves de animales que aluden a las pinturas rupestres, que testimonian que para Barceló la prehistoria es tan moderna como cualquier otra época de la historia del arte.

Ávido lector, notable escritor y conocedor de las grandes obras de la literatura universal, la exposición incluye como material de consulta los originales libros ilustrados, como el Fausto de Johann Wolfgang von Goethe y la Divina comedia de Dante Alighieri que ha ilustrado para Galaxia Gutenberg o La métamorphose de Franz Kafka, que ha hecho para la editorial francesa Gallimard. Precisamente, una serie de quince aguadas que el mallorquín ha creado sobre este relato de un humano que se transforma en insecto, se exponen junto a otras dos series coetáneas de acuarelas realizadas en Tailandia y en la India, países que ha visitado con frecuencia en los dos últimos años, cuyo vibrante cromatismo nos transporta a un particular universo idealizado de mitos y leyendas. Estos trabajos muestran personajes, con los que el espectador vuelve a percibir la seducción de la mutación. Una selección de seis cuadernos de viajes, resultado de los periplos asiáticos del artista, también pueden ser vistos en esta muestra.

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